Fotografía como proceso corporal
Takaaki KJ
*Corrección de estilo: Diego Cruz
Revista digital: Acciones al margen 2023
Cuerpo en la calle, calle en el cuerpo: 28 de abril de 2021
El paro nacional que estalló el 28 de abril de 2021 en diferentes puntos geográficos de Colombia, fue un proceso impactante. El impacto no se debió únicamente a la magnitud de confrontaciones o manifestaciones callejeras, escenas que logré registrar en algunas de mis obras fotográficas, sino también porque me pareció haber marcado un rompimiento definitivo con las lógicas principales que legitimaban las políticas de confinamiento o la ideología de la llamada ¨nueva¨ normalidad.
Desde que se declaró la emergencia sanitaria, por la pandemia de SARS/CoV-2 en marzo de 2021, aparecieron una serie de campañas sociales, para la concientización colectiva de la crisis, y la cooperación ciudadana de no salir de casa, sin necesidades inminentes, con el fin de minimizar la propagación del virus, mientras se virtualizaban los canales de comunicación, ya sean laborales o personales, mediante el uso de plataformas tecnológicas. Estas políticas parecen haber convencido a la mayoría de la población de que efectivamente, una gran cantidad de las tareas diarias, se podían cumplir sin salir de casa.
Los procesos sociales que se produjeron a partir del 28 de abril de 2021, fueron profundamente impactantes, haciéndose evidente la trascendencia histórica de la presencia del cuerpo; una de las condiciones primordiales de la existencia humana, ente fundamental y poco explicable, cuya importancia fue totalmente desatendida durante el confinamiento. El 28 de abril, mientras los medios tradicionales – como los diarios y la televisión, reiteraban la necesidad de quedarse en casa, miles de ciudadanos decidieron salir a la calle, quitándose los tapabocas, gritando, aglomerándose, demostrando su solidaridad y oposición colectiva contra el gobierno nacional de la época; el mismo poder político que, a partir de los discursos de la bioseguridad, les justificó que era absolutamente necesario el confinamiento, así como evitar contacto directo y ejercer, todas las actividades cotidianas desde las plataformas virtuales, argumentos que parecían universalmente razonables hasta esa fecha.
Lo sucedido a partir de ese día de abril, me hizo reflexionar nuevamente, sobre lo poco que se había entendido sobre el cuerpo, lugar sobre el cual, se ha indagado muy poco en el estudio académico desde las humanidades y las ciencias sociales. En esa época, me preguntaba repetidamente, ¿por qué ese día, tanta gente tuvo que salir a la calle de esa manera?; ¿Habría existido o no, alguna posibilidad de manifestarse con la misma fuerza virtualmente desde sus casas, si no, por qué razón o razones?; ¿Se perdió algo durante el confinamiento de la cuarentena, a pesar de evidenciar que se han podido cumplir todos o la mayoría de deberes diarios, y mantener la vida social en internet?; Si es correcto decir que el cuerpo es nuestro último instrumento de resistencia, como se demostró ese 28 de abril, ¿Cuáles son las cosas que se pueden o no se pueden hacer sin el cuerpo físico y presencial?
Cuerpo en la teoría fotográfica
Algunas de estas preguntas que surgieron en mí, tras la oleada de protestas desde el 28 de abril, son dignas de hacerse también en el campo de la fotografía contemporánea. Por ejemplo, ¿es posible practicar la fotografía desde el arte, estando confinado en casa?
A pesar de las tecnologías emergentes como los drones, así como los últimos discursos sobre la post-fotografía, la mayoría de los practicantes de este medio de expresión, dirán que es difícil, pues la fotografía sigue siendo un ejercicio fundamentalmente ligado a la presencialidad del cuerpo del fotógrafo, en el lugar de la realización y toma de imágenes.
En ese sentido, preguntar sobre la presencialidad corporal en la fotografía, me parece profundamente necesario en este momento, teniendo en cuenta la plena ausencia de reflexiones sobre el cuerpo y vivencias a su alrededor, dentro de las teorías fotográficas modernas y contemporáneas a lo largo de las últimas décadas. Como demuestra el historiador de arte Kai Yoshiaki (1981-), las teorías fotográficas modernas y contemporáneas, hasta la actualidad se han ocupado principalmente, por investigaciones sobre imágenes producidas. Desde las teorías clásicas de los años 70s, por autores como Susan Sontag (1933-2004) y Roland Barthes (1915-1980) hasta los últimos estudios de Lev Manovich (1960-) los discursos alrededor de la fotografía han girado en torno principalmente a la lectura o estudio crítico sobre la imagen fotográfica, y la manera en que sus particularidades cobran especial relevancia en relación con los contextos sociales e históricos específicos.
Debido a dichas circunstancias, en el campo teórico, se ha hecho muy poco esfuerzo por entender vivencias del fotógrafo a la hora de desplazarse de un territorio a otro, para realizar sus imágenes, con una cámara a mano y su cuerpo presente en su encuentro con la escena inmediata; en otras palabras, los discursos convencionales sobre la fotografía, no han sido capaces de explicar los motivos principales por los cuales, los fotógrafos queremos y decidimos realizar una fotografía, y mucho menos la importancia de los procesos psicológicos y sociales que se generan a partir de la inserción de cuerpo del fotógrafo en el espacio público, así como los diálogos y hasta negociaciones con la población que, emergen mientras quien toma la cámara, trata de lograr una imagen en calle. Hasta este momento, dichos aspectos sobre la vivencia del fotógrafo se pueden reconstruir a partir de algunas palabras del fotógrafo, como las de Moriyama Daido a quien cité en el inicio de este artículo.
Quizás, dicha ausencia de investigación tenga que ver con nuestra concepción del fotógrafo, como una figura heroica, cuyo proceso de creación fotográfica se percibía como un fenómeno casi mítico, considerándose posible únicamente por parte de un ¨genio¨ como creador fotográfico. En este sentido, investigar la fotografía como un proceso de desplazamiento corporal, que es una experiencia a la vez cotidiana y artística, para nada limitado a fotógrafos profesionales, sino que puede ser ejercido, desde cualquier persona de la sociedad, que tenga un dispositivo fotográfico, desafía los marcos convencionales sobre la teoría del arte, centrados en narrativas sobre unas contadas figuras artísticas con amplio reconocimiento de su ¨talento¨.
#salidafoto Nodo 51
Teniendo presente la intersección de dos contextos a saber – la tendencia global que, pretende restringir la movilidad libre del cuerpo por un lado, y la ausencia de reflexión sobre el cuerpo entre los teóricos de la fotografía, la salida para la experimentación fotográfica del Nodo 51 (#salidafoto) se inauguró en febrero de 2021, en la época en que el confinamiento periódico obligatorio, aún hacia parte de nuestra cotidianidad.
Este proyecto empezó como una ramificación del Nodo 51, que ha sido una red de colaboración comunitaria para la articulación de los espacios culturales en el sector de Galerías de la ciudad Bogotá. El primer recorrido del Nodo 51, se realizó en las calles en la localidad Teusaquillo. Este primer recorrido consistió en una práctica de lectura profunda del territorio; en una actividad en la que avanzamos entre todos los participantes, tanto fotógrafos, como artistas plásticos y personas de diversas profesiones, cada quien, realizando sus tomas fotográficas sobre escenas y personas encontradas, recorrimos un trayecto de menos de 1 kilómetro tardando más de 4 horas.
Desde este primer recorrido en febrero de 2021, hasta la actualidad, el proyecto ha sido una propuesta, para la resignificación de las practicas fotográficas como un proceso social-corporal, aspecto que, como mencioné arriba, rara vez se ha abordado por los teóricos de la fotográfica a lo largo del siglo XX y XXI. Durante el recorrido, mientras se hace énfasis en la diversidad en las miradas de cada participante, uno de los propósitos principales del proyecto ha sido utilizar el dispositivo fotográfico – cámaras profesionales, compactas o smartphones, como herramientas que permiten una mayor participación social, para generar diálogos improvisados y transversales con la población en general: transeúntes, vendedores ambulantes, habitantes de calle, etc., siendo la mayoría personas que no pertenecen a los círculos sociales convencionales del fotógrafo.
Es importante mencionar que este tipo de diálogos e interacciones improvisadas, aleatorias y accidentales, difícilmente se lograrían experimentar en una plataforma virtual como Zoom, donde todos los encuentros se desarrollan tal como se planean o programan previamente, y por lo tanto no hay espacio para encuentros aleatorios y accidentales con el cuerpo del otro. Las experiencias durante los recorridos de #salidafoto durante los últimos dos años, parecen responder, así sea parcialmente a algunas de las preguntas anteriormente planteados: ¿Qué es lo que únicamente con el cuerpo presencial se puede hacer?¨ ¿Existió algún error fundamental en las propagandas de la ¨nueva¨ normalidad, por el cual el 28 de abril los ciudadanos decidieron manifestarse en las calles?
Las políticas del confinamiento avaladas por las propagandas de la ¨nueva¨ normalidad, promovieron la homogenización de las comunidades humanas, marcando una irreparable división entre ellas en escala mundial. Las plataformas como Zoom, nos llevan a una reunión laboral o de amistad en un par de segundos, recortando todo el trayecto físico y de tiempo que nuestros cuerpos hubieran tenido que viajar; pero allí nos queda una pregunta puntual e importante: ¿lo recortado será únicamente el tiempo y la distancia? Esa virtualidad nos transporta directamente a reuniones y encuentros, de familiares con familiares, de profesionales con profesionales, de jóvenes con jóvenes, de fotógrafos con fotógrafos, en espacios vigilados y homogéneos, en los que notablemente desaparece la presencia del otro, o de las personas cuya existencia hubiéramos presenciado, en las calles, o el transporte público etc., durante el desplazamiento.
Teniendo presente lo anterior, en Nodo 51, las practicas fotográficas se han planteado como un formato alternativo de la etnografía – reconocimiento, dialogo y convivencia con la otredad social. A diferencia de la etnografía académica convencional apuntada a la investigación de una determinada comunidad, a partir del establecimiento de relaciones de confianza, estos recorridos resaltan la importancia de los diálogos y encuentros improvisados, aleatorios y accidentales, generados a partir de la inserción del cuerpo del fotógrafo en las escenas cotidianas inmediatas.
Conclusión
Hoy en Colombia, el tiempo álgido de la pandemia, se percibe como si fuera un pasado lejano, pues a nivel superficial, se ha recuperado la vivencia de la ¨plena¨ normalidad, como la libertad de callejear, encontrarnos, ¨rumbear¨ y presencialmente participar de diversos eventos públicos. Por otro lado, me parece indispensable estar al tanto, de diversas propuestas que se están discutiendo en la escala global, en espacios predominantes tales como el Foro Económico Mundial, algunos de los cuales, entre otras la de “Ciudad de 15 minutos”, nueva propuesta para la reorganización urbana, están provocando preocupaciones generalizadas en cuanto a la posible vuelta del control totalitario sobre la movilidad de nuestro cuerpo. Sin lugar a dudas, como señalan varios teóricos, a raíz de esta pandemia, el mundo contemporáneo se alteró de manera permanente.
Frente a estas circunstancias, una de las tareas planteadas en Nodo 51, es seguir profundizando en las reflexiones teóricas sobre el cuerpo como instrumento trascendental, no únicamente para la ejecución de las rutinas diarias, sino para el reconocimiento del territorio que habitamos diariamente, desde la perspectiva etnográfica – reconocer y reconsiderar la importancia de convivencia con el otro, no solo como un compromiso social, sino también como una vivencia fundamental, para todo tipo de expresiones y acciones con inspiración artística.
Sobre el autor
Takaaki KJ
www.takaakikj.com
Fotógrafo / curador / antropólogo, reside en Bogotá y Tokio. Doctor (Ph.D.) en Historia del Arte de la Universidad de Kansas, EE.UU.; Magíster en Antropología de la Universidad de Osaka, Japón. En 2021, lanzó #salidafoto Nodo51 – Área cultural, proyecto para la lectura y participación territorial que vincula fotógrafos y artistas plásticos con los habitantes de diferentes localidades de la ciudad de Bogotá. Presentó los resultados de dicho proyecto en diversas conferencias y talleres académicos, A/R/P (Art, Research, Practice) conferencia internacional organizada por Tokyo University of the Arts (2021), y Zona Turística, laboratorio de la Maestría en investigación y creación arte y contexto de la Universidad de Nariño (2022), entre otros. En 2023 continua su trabajo en proyectos fotográficos/ curatoriales que cuestionan fronteras teóricas entre el arte y la etnografía.